Inteligencia y jerarquía son dos cualidades infaltables en cualquier equipo que aspira a pelear cosas importantes en un torneo; y San Martín volvió a dejar en claro que esas virtudes no figuran en el catálogo de atributos que tiene este modelo 2023.
Una vez más volvió a dejar pasar una chance de oro (esta tal vez es la más dolorosa de la campaña porque a una fecha del final, una victoria le habría entregado el “as” de espadas de cara a la mano final) y el sueño del primer ascenso quedó en veremos, casi, casi, como una especie de utopía por la conjunción de resultados que necesita en la última jornada.
Con el empate de Agropecuario, el “santo” tenía la obligación de saltar a la cancha con el cuchillo entre los dientes, pero no lo hizo. Todo lo contrario.
Entró a ver qué pasaba, fue “blandito”, inexpresivo, irresoluto, no se le cayó una idea, se metió en el terreno que le propuso un visitante que había llegado a Tucumán a buscar el punto, no pateó al arco durante 90 minutos y debió conformarse con un 0-0 que lo dejó jugado de cara a la definición.
La impotencia de los hinchas cuando Ariel Penel pitó el final, puso en evidencia lo que genera este San Martín desde adentro del campo. Otra vez el equipo no demostró nada para ir en busca del gran premio; y para colmo dejó incógnitas de cara a un hipotético Reducido.
¿Cómo es posible que un equipo que necesita ganar de local para pasar a depender de sí mismo en la carrera por quedarse con el primer lugar de la zona no genere una sola chance gol en todo un partido? ¿Cómo se explica que ningún jugador haya tomado la iniciativa para intentar buscar ese gol que valía casi un boleto a la final? ¿Qué fue lo que falló una vez más?
La explicación de este 0-0 y del doloroso vía crucis de esta temporada se explica en la falta de jerarquía de un plantel al que no le sobra nada y al que le falta mucho, demasiado, y que queda a la luz en cada juego determinante que tiene enfrente.
Allí radica el quid de la cuestión de un San Martín que durante este torneo cada vez que estuvo ante un partido decisivo, flaqueó.
Almirante Brown tampoco mostró jerarquía, pero supo llevar el juego al costado en el que se sentía cómodo y que le convenía. El “santo” extrañó horrores a Banegas, el único futbolista capaz de tomar la lanza y de intentar contagiar al resto de sus compañeros.
Si el planteo inicial fue malo, los cambios que metió Pablo Frontini en el complemento terminaron por hacer que el equipo perdiera definitivamente la forma.
La “fragata”, con todas sus limitaciones a cuestas, terminó más entero el partido. Hasta dio la sensación que si el juego se extendía por un rato más, la visita hasta podría haberse llevado el boleto al juego decisivo casi picado.
Al igual que hace seis días contra Deportivo Morón, San Martín abusó del pelotazo frontal y sin sentido; justo cuando la situación ameritaba otra cosa.
Eso sucedió porque la pelota quemó en los pies de casi todos los jugadores. Pasó al inicio del partido y se terminó intensificando cuando el reloj comenzó a ser un rival más.
El “santo” no generó juego asociado; fallaron Leandro Ciccolini y Brian Andrada y Leonel Bucca peleó más de lo que jugó. De esa manera, Mauro Verón y Emanuel Dening quedaron a años luz del resto de sus compañeros y, encima, no pudieron ganar ninguno de los lanzamientos que llegaban desde el fondo.
Los capitanes de San Martín de Tucumán no pierden las esperanzas
“Hay que seguir, tenemos que ser optimistas”, dijo Darío Sand en la conferencia de prensa post oportunidad perdida. “Todavía no está nada perdido”, agregó el capitán Dening. Sin embargo, esas declaraciones semejan ser más una especie de auto aliento que otra cosa.
San Martín no estuvo a la altura ni del partido ni de la situación en la que se encuentra. El empate lo deja con la obligación de ganarle a Defensores de Belgrano el próximo lunes y de esperar que Agropecuario y Almirante Brown no sumen de a tres.
Parece ser demasiado pedido para un destino que se encaprichó con la idea de darle más vidas a un equipo que se mancó solito; producto de la falta de inteligencia de jerarquía.